Cómo dejar de improvisar en redes sociales y empezar a vender con estrategia
- Nayla Uriostegui

- 28 abr
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 9 sept
Si estás leyendo esto es porque ya te cansaste de publicar al “ahí se va” en tus redes sociales. Subes una foto porque tenías que subir algo, compartes una frase inspiradora porque todos lo hacen, o copias lo que viste en la cuenta de tu competencia. Y lo peor: después de todo ese esfuerzo, no ves clientes nuevos, no hay mensajes preguntando por tus servicios y solo te queda la frustración de sentir que perdiste el tiempo.
Tranquilo. No es que tu negocio no funcione, lo que pasa es que sin estrategia digital tus redes sociales son como un escenario vacío: mucho eco, poca audiencia y cero aplausos. La diferencia está en pasar de la improvisación a la intención, de publicar por obligación a hacerlo con un plan que te dé resultados reales.
Cuando alguien como tú llega a Google buscando respuestas, suele escribir preguntas como: “por qué mis publicaciones no generan clientes”, “cómo vender en redes sociales sin gastar tanto”, “qué publicar si soy terapeuta o asesor”. La buena noticia es que no necesitas convertirte en influencer para resolverlo. Lo que sí necesitas es algo que llamamos estructura mínima viable: un mapa sencillo que te dé claridad y dirección desde el primer día.
El primer paso es dejar claro qué quieres que pase con cada publicación. Pregúntate: si mi cliente ve esto, ¿quiero que aprenda algo, que confíe en mí o que me compre? Esa brújula es la que diferencia un post de relleno de un post con propósito. Por ejemplo, un spa que comparte tips prácticos de autocuidado no solo da información, genera confianza. Una agencia de viajes que muestra experiencias reales no solo sube fotos, despierta ganas de vivirlas. Y un asesor financiero que explica cómo ahorrar no solo enseña, conecta con una necesidad inmediata.
Luego viene la constancia. No necesitas publicar todos los días, basta con tener un calendario simple que te evite desaparecer del mapa. Tres publicaciones por semana son suficientes para mantenerte presente y construir autoridad. Imagina a un terapeuta que organiza sus semanas con un tip práctico los lunes, una reflexión personal los miércoles y una invitación a sesión los viernes. No es abrumador, pero sí estratégico.
También es clave elegir el formato correcto. No todas las redes hablan el mismo idioma ni tu cliente consume contenido de la misma forma. En Instagram o TikTok, los videos cortos son la llave para captar atención; en LinkedIn, las reflexiones largas y profesionales funcionan mejor. Lo importante es adaptar tu mensaje sin perder tu esencia. Piensa en una inmobiliaria mostrando un recorrido en video de un departamento mientras explica en una publicación de carrusel los pasos legales para comprarlo. Ahí tienes cercanía y credibilidad en acción.

Y claro, nada de esto sirve si no mides lo que pasa. Tus métricas son como el termómetro que te indica si vas bien. Revisa qué publicaciones reciben más comentarios, cuáles generan mensajes directos y cuáles hacen que la gente se quede más tiempo viéndote. No necesitas perderte en tecnicismos, basta con identificar qué conecta y hacerlo más seguido.
La verdad es que tu negocio no necesita más improvisación. Necesita publicaciones con propósito, hechas para atraer, conectar y vender. Eso es lo que convierte a tus redes en una herramienta de crecimiento y no en un diario personal perdido en internet.
Así que aquí tienes la decisión frente a ti: seguir tirando posts al aire esperando que alguno funcione o empezar a construir una estrategia simple, clara y constante que te ponga frente a tus clientes ideales. El primer paso no es publicar más, es publicar con intención. Y ese paso solo puedes darlo tú.


